Pónganse a pensar en todas y cada una de las cosas que han hecho a lo largo de su vida. Específicamente, en los momentos en los que han hecho uso de su creatividad. Piénsenlo, desde que éramos niños hasta el momento que estamos viviendo actualmente. Lo que los impulsó a hacerlo, ¿vino de adentro o vino de afuera?
Me intriga mucho ese pedo.
Y hace tiempo, cuando vi este anuncio por primera vez, me di cuenta de la importancia de lo que quiero hablarles el día de hoy.
Qué diferencia tan grande existe entre un niño que sale a correr para encontrar la grandeza dentro de él y no con un objetivo en específico que tenga que ver con factores externos.
Estoy convencido que este tipo de acciones sí vienen de adentro, que no necesitan que un agente de afuera los empuje a actuar. Y así fui formándome un criterio sobre la diferencia entre la motivación y la inspiración.
Hacer algo desde adentro o desde afuera.
Primero, existe un mar de distancia entre ser una persona motivada vs una persona inspirada. Simplemente porque motivar a una persona es mucho más sencillo e inmediato.
¿Quieren motivar a un humano a hacer algo?
Ofrézcanle dinero, fama, fortuna.
¿Quieren inspirar a un humano a hacer algo?
Ofrézcanle realización personal.
Hagan la prueba: En esta empresa te vas a realizar como persona vs en esta empresa te voy a pagar un chingo de dinero. Wey, ¿dónde firmo la segunda?
Y muchas veces, la vida, las circunstancias, la sociedad, todos, cualquiera nos empuja hacia una u otra. Nos topamos con un camino de 2 vías en el que debemos decidir entre hacer lo que nos gusta y hacer lo que debemos.
¿De verdad no puedo tener dinero, fama y realización personal al mismo tiempo?, ¿a huevo tengo que escoger una?.
De ahí la historia del chico que estudió marketing porque de historiador se iba a morir de hambre o el chico que es ilustrador pero trabaja en una agencia de publicidad.
Sin duda es la decisión más dura e importante para un creativo de nuestra época:
¿Lo hago por el dinero o lo hago porque me gusta?.
Mi opinión es que sí se pueden obtener las dos cosas, y es más fácil de lo que creemos. Lo más importante es no confundir o mezclar tu motivación con tu inspiración.
Hay que entender que la inspiración viene de adentro, desde lo más profundo, que es mucho más humana y libre. Las motivaciones viene de afuera, son agentes externos con un objetivo. La primera nos mueve sola, la segunda nos empuja.
Entendiendo esto, deberíamos tratar de inspirar a la gente y no sólo motivarlos. Dejar de bombardear a las personas con sueños de fama, dinero y fortuna, que eso ya nos ha hecho mucho daño.
Que su motivación sea mantenerse inspirados.
Niños que vean las caricaturas porque les gusta, no porque es lo que ven sus amigos. Creativos que escriban porque lo disfrutan, no porque tienen que cobrar el cheque. Personas que digan lo que sienten y no lo que los demás quieren escuchar.
Es el proceso de creatividad más humano y honesto posible. Decir lo que piensas y no lo que los demás quieren oír.
Ser el niño que habla como las caricaturas, sin importarte que los demás se saquen de pedo. Ser el gordo que sale a correr porque busca encontrar la grandeza dentro de él y no porque los demás lo molestan. Alimentar lo que realmente te inspira y mantenerlo vivo. No dejar que muera. Nunca.
Movernos solos, sin necesitar de un empujón.
Y es ahí donde encontramos la sutil diferencia para formar creativos motivados o creativos inspirados; en alimentar su talento y no su ego.
En convencerlos de que lo que hacen, viene de adentro y no de afuera.
Porque el ego puede crecer muy rápido, pero el talento siempre crece mejor.